Torre del Tajo
La Torre del Tajo o Torre de la Tembladera, fue construida en el siglo XVI (1585 ó 1588) siendo definitivamente encargado de obra Luis Bravo de Laguna, quien por orden del Rey Felipe II tuvo el encargo de fortificar las costas atlánticas andaluzas para defenderlas de los ataques berberiscos.
De los siglos XV al XVIII las costas atlánticas, especialmente las del Estrecho de Gibraltar sufrieron una importante sucesión de asaltos de piratas berberiscos procedente de los puertos de Tetuán y Argel. No podemos olvidar que en esos momentos había una gran tensión entre el Imperio Turco (Otomano) contra las potencias cristianas de Europa, que se agravó más aún con la expulsión de la población morisca y judía de España, y que se asentaron en el norte de África.
Esta Torre es de planta circular y tiene una altura de unos 14 metros sobre el terreno y se asienta sobre el acantilado de 100 metros de altura, hoy corazón del Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, un entorno natural de una riqueza impresionante, digna de ser conocida por todos.
También se puede disfrutar de un sendero que comienza en la barbateña playa de la Hierbabuena, y que atraviesa sabinas, vegetación dunar y una pequeña fuente cuya agua es fresca, dulce y potable. Pese a que es un terreno especialmente árido, los caños y manantiales están presentes durante todo el camino. Y así en mitad de la ruta aparece majestuosa la Torre del Tajo, sobre un impresionante abismo de acantilado.
Esta Torre puede ser visitada, y como muchas de las torres almenaras tiene un curioso acceso a unos cuatro metros de altura sobre la superficie en la que se asienta, haciendo dificultoso su acceso para quienes sin medios quisieran acceder.
Cerca de esta impresionante torre, tenemos y en pleno Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate, se encuentra el Palomar de la Breña, edificado en el siglo XVIII, y que jugó un papel destacado en las grandes travesías oceánicas, ya que en sus muros anidaban miles de palomas que, entre otras utilidades, tenían la de abastecer de carne a las tripulaciones que ponían rumbo a “las Américas”. Una población de palomas que, tal como se puede apreciar al visitarla, se acomodaban los ejemplares en los 7.700 nidos (hornillas) de los que disponía esta edificación, lo que convertían al Palomar de la Breña en uno de los tres más grandes de Europa con una población de hasta 15.000 palomas.